Pudrición de Tallo
Algunas enfermedades de las plantas pueden confundir incluso al más experto de los jardineros, y una de esas dolencias ocultas que amenaza en silencio es la pudrición de tallo. Este trastorno no solo debilita a tus plantas desde dentro hacia afuera, sino que también puede propagarse sigilosamente a sus vecinas. Sumérgete conmigo en el mundo de la Pudrición de Tallo para saber cómo detectarla, combatirla y proteger tu jardín.
¿Qué es la Pudrición de Tallo?
La pudrición de tallo es una enfermedad causada principalmente por varios hongos patógenos y bacterias que infectan el tallo de las plantas. Este problema penetra las defensas de las plantas a través de heridas, cortes o daños en el tejido vegetal, llevando a una descomposición interna. La enfermedad puede manifestarse tanto en la superficie de la planta como en sus tejidos internos, lo que, con frecuencia, resulta en la muerte de la planta.

Síntomas de la Pudrición de Tallos en plantas
Tallo blando o gelatinoso, especialmente cerca de la base de la planta.
Coloración marrón o negra en la zona afectada del tallo.
Mal olor proveniente de la parte baja de la planta, signo claro de descomposición.
Hojas amarillentas o marchitas, aunque el riego sea adecuado.
Retraso en el crecimiento y debilitamiento general de la planta.
Colapso de la planta, donde el tallo no puede sostenerla y cae.
Manchas húmedas en el sustrato o cerca del cuello de la raíz.
Tratamientos

Remoción de partes afectadas
El primer paso es eliminar todo el tejido comprometido. Utiliza herramientas de corte limpias y desinfectadas para evitar propagar la infección. Es importante retirar no solo el área visiblemente dañada, sino también un pequeño margen de tallo aparentemente sano, ya que la enfermedad puede avanzar de forma interna.
Después de la poda, limpia bien la zona con un paño seco y deja que la herida se seque al aire. No riegues durante al menos 24-48 horas para evitar que la humedad favorezca la reaparición del hongo o bacteria.
Aplicación de fungicidas naturales
Una vez retirada la parte enferma, puedes aplicar fungicidas de origen natural. El extracto de canela, por ejemplo, tiene propiedades antimicrobianas y es ideal para espolvorear directamente sobre el corte. El aceite de neem diluido en agua también es útil para controlar la propagación de hongos sin dañar la planta.
Otra opción es el té de cola de caballo, que fortalece los tejidos vegetales y actúa como preventivo. Rocía estas soluciones cada 3-5 días sobre el tallo y el suelo cercano hasta ver mejoras visibles.
Mejora del drenaje y aireación del suelo
La pudrición de tallo suele estar ligada al exceso de humedad. Cambia la planta a un sustrato con buena aireación, usando mezclas ligeras que incluyan perlita, turba o fibra de coco. Esto permitirá que el agua fluya sin encharcar las raíces ni el tallo.
Además, asegúrate de que la maceta tenga agujeros de drenaje adecuados. Eleva la maceta sobre una rejilla si es necesario y evita usar platillos que acumulen agua. Mejorar la circulación de aire en el entorno también reduce el riesgo de humedad estancada.
Uso de bacterias benéficas
Incorporar microorganismos benéficos al sustrato puede marcar una gran diferencia. Hongos como Trichoderma harzianum o bacterias como Bacillus subtilis actúan como aliados naturales que eliminan o controlan a los patógenos responsables de la pudrición.
Estos productos vienen en forma de polvos o líquidos que se aplican directamente al suelo o diluidos en el riego. Además de controlar enfermedades, estimulan el crecimiento de raíces sanas y aumentan la resistencia de la planta a futuros brotes infecciosos.
Prevención
Prevenir la pudrición del tallo requiere una combinación de buenas prácticas de cultivo, higiene y observación continua.
En primer lugar, es fundamental evitar el exceso de riego, ya que el agua acumulada en el sustrato genera un ambiente propicio para hongos y bacterias. Asegúrate de que la maceta tenga un buen sistema de drenaje y permite que el suelo se seque parcialmente entre riegos.
También es clave la rotación de cultivos en huertos y la desinfección de herramientas, para evitar la propagación de enfermedades entre plantas. La selección de variedades resistentes y el uso de compost maduro y libre de patógenos contribuirán a fortalecer el sistema inmunológico natural de las plantas.
Por último, inspecciona regularmente tus plantas. Detectar cambios en el color, textura o firmeza del tallo a tiempo puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida o la pérdida total de la planta.