Chancro Bacteriano

El chancro bacteriano, una enfermedad grave para diversas especies de plantas, puede resultar en daños extensos y pérdidas significativas si no se controla con cuidado. Este patógeno, caracterizado por la formación de lesiones en hojas, tallos y frutos, exige una atención especial para su manejo y prevención.

¿Qué es el Chancro Bacteriano?

El chancro bacteriano está provocado por bacterias del género Xanthomonas y es conocido por infectar varios cultivos importantes, como tomates, pimientos, y frutales cítricos. Las bacterias penetran a través de pequeñas heridas o aberturas naturales en la planta y se establecen causando síntomas de necrosis y chancros que pueden llegar a gomer la muerte del tejido vegetal.

Chancro bacteriano

Síntomas

El chancro bacteriano se manifiesta en diversos signos que pueden afectar a hojas, tallos y frutos, tales como:

  • Lesiones o manchas hundidas de color marrón oscuro a negro, rodeadas de un halo amarillento.

  • Grietas y exudados gomosos en cicatrices, especialmente después de lluvias o riego.

  • Clorosis y marchitez progresiva: las hojas amarillean y se secan prematuramente.

  • Pérdida prematura de hojas y frutos: las lesiones avanzan y provocan caída.

Estos síntomas suelen agravarse en condiciones de alta humedad y temperaturas templadas, facilitando la proliferación bacteriana. Ojo con la apertura de heridas en poda o insectos: son puertas de entrada para la bacteria.

Causas del Chancro Bacteriano

El desarrollo del chancro bacteriano está directamente ligado a:

  1. Presencia de la bacteria patógena (p. ej., Xanthomonas campestris o Clavibacter michiganensis según especie).

  2. Condiciones climáticas: ambiente cálido (20–30 °C) y humedad alta (lluvias, rocío persistente).

  3. Prácticas agronómicas inadecuadas: riego excesivo, poco drenaje, poda en época húmeda.

  4. Transmisión por vectores: herramientas contaminadas, insectos chupadores (pulgones), viento/agua salpicante.

También la resistencia natural de la planta juega un papel clave: cultivares susceptibles presentan síntomas más agresivos.

enfermedad chancro bacteriano

Tratamientos

Manejo químico

El control químico del chancro bacteriano se basa principalmente en el uso de productos a base de cobre, como el oxicloruro y el hidróxido cúprico, que tienen acción bactericida. Estos deben aplicarse en fases tempranas de la enfermedad y después de eventos clave como lluvias o podas. En algunos casos específicos, también se emplea oxitetraciclina, un antibiótico agrícola, pero su uso debe estar estrictamente regulado para evitar la aparición de cepas resistentes.

La clave de este tratamiento está en la constancia y la rotación de principios activos. Si se aplican correctamente, estos productos pueden frenar el avance de la enfermedad, aunque difícilmente erradicarla por completo. Por eso, se recomienda combinar este manejo con otras estrategias integradas.

Tratamiento biológico

Una alternativa sostenible es el uso de microorganismos benéficos que compiten con las bacterias patógenas. Estos agentes de biocontrol no solo inhiben el desarrollo del chancro, sino que además estimulan el sistema inmunológico natural de la planta.

  • Bacillus subtilis actúa generando compuestos antimicrobianos que impiden la colonización del tejido vegetal por parte de bacterias patógenas.

  • Trichoderma spp., por su parte, coloniza la rizosfera, fortaleciendo el entorno radicular y dificultando el desarrollo de enfermedades desde el suelo.

Este tipo de tratamientos son más eficaces como preventivos o en infecciones leves, y se integran bien en sistemas de agricultura ecológica.

Manejo cultural

Modificar algunas prácticas agrícolas puede marcar la diferencia entre una planta saludable y una infectada. El manejo cultural consiste en ajustar el entorno y las labores de cultivo para que no favorezcan a la bacteria.

Una de las acciones más efectivas es la poda sanitaria. Es indispensable eliminar las ramas y partes afectadas, realizando los cortes al menos 10 centímetros por debajo del tejido dañado. También es fundamental desinfectar las herramientas de corte con soluciones como hipoclorito de sodio (1 %) o alcohol, para evitar la diseminación del patógeno. Asimismo, evitar el riego por aspersión y mantener un buen drenaje ayuda a reducir la humedad excesiva, condición clave para el desarrollo del chancro.

Estas acciones simples pero constantes forman la base de una defensa sólida contra esta enfermedad.

 

Control de vectores y propagación

Una vía de infección que muchas veces se pasa por alto es la diseminación indirecta, ya sea por insectos vectores o por malas prácticas humanas. Insectos como los pulgones pueden transportar la bacteria de una planta a otra, especialmente en cultivos densos.

El control de estos vectores puede realizarse mediante el uso de trampas cromáticas, extractos botánicos como el de neem o introducción de enemigos naturales, como las mariquitas. Por otro lado, nunca se debe manipular una planta sana después de haber tocado una infectada sin antes higienizar las manos y las herramientas.

La higiene en el manejo del cultivo es tan importante como cualquier aplicación química o biológica. Sin ella, todo esfuerzo de control se vuelve frágil.

Medidas preventivas

Plante de forma estratégica para minimizar el riesgo:

  • Selección de variedades resistentes o tolerantes a la bacteria.

  • Rotación de cultivos cada 2–3 ciclos, especialmente con leguminosas o cereales.

  • Desinfección de herramientas y sustratos: usar hipoclorito (1 %) o alcohol al 70 % tras cada operación.

  • Control de humedad en el huerto: buena aireación, espaciamiento adecuado entre plantas, evitar acumulación de agua.

  • Monitoreo constante: inspeccionar hojas y tallos cada semana para detectar síntomas iniciales; actúa de inmediato.

Otras enfermedades de plantas